Tour
de Francia de 2000. Subida a Hautacam. La cadencia de pedaleo de Armstrong
es increíble: por encima de las 90 revoluciones por
minuto (rpm = número de veces que gira el plato en un minuto). Ni siquiera
el gran Miguel Indurain parecía
mover los pies tan rápido. Atrás han quedado nada menos
que Pantani y Ullrich, atrancados en las rampas más duras. A escasos
kilómetros
de la meta, y moviendo un desarrollo de 39 dientes (plato grande) por
23 dientes (en los piñones de la rueda trasera), el estadounidense
alcanza al Chaba Jiménez, que sube con el 39 x 19. El Chaba se
queda a rueda de Armstrong, e intenta imitarle: mete dos dientes más
en su corona de piñones. Al poco tiempo, desiste asfixiado. Tiene
que descolgarse y volver a su ritmo. Y a su 39 x 19. Y eso que es uno
de los mejores escaladores del mundo, y está en forma.
Además,
el americano se permite ganar la contrarreloj final, en
la que sus pies bailan a más de 100 rpm. Su plato, de sólo
53 dientes. Un plato que parecía olvidado por los grandes contrarrelojistas,
que suelen utilizar el 54 ó 55. A las puertas del siglo XXI, la
lección de Armstrong parece tan sencilla como paradójica:
tanto adelanto en materia de entrenamientos, materiales aerodinámicos
o medicina, y resulta que el ciclismo moderno ha olvidado lo más
importante: aprender a pedalear. Redondo y ágil.
¿A qué cadencia
pedalean los ciclistas en el Tour? Aunque depende del ciclista y de la
etapa, podemos dar cifras promedio, las de un estudio reciente. En las
contrarreloj y en las etapas llanas, los ciclistas suelen pedalear a
unas 90 rpm. Cuando suben los grandes puertos, en cambio, la cadencia
media es bastante menor, alrededor de 70 rpm. Aunque los buenos escaladores
pueden subir a 80 rpm y los que suben en el autobús de los sprinters eligen
una cadencia algo más eficiente, de 60 rpm, una cadencia con la
que el cuerpo consume menos oxígeno para una misma potencia desarrollada
(en vatios). A partir de 90-100 rpm, el gasto energético se dispara.
Y es que el corazón y la respiración parecen querer seguir
a la cadencia de pedaleo: cuanto más ágil sea ésta,
más
rápido late el corazón y más aire ventilan los pulmones,
con el consiguiente despilfarro energético.
¿Entonces por
qué los profesionales pedalean entre 70
y 90 rpm casi todo el tiempo en vez de utilizar cadencias más
económicas (50-60 rpm)? En el llano (contrarreloj y etapas en
línea) no hay más cáscaras que ir ágil, tan
rápido como se rueda. Simple cuestión de desarrollos. Un
ejemplo: para llanear a unos 45 kilómetros por hora a cadencias
más económicas (70 rpm, por ejemplo), los ciclistas deberían
mover unos desarrollos durísimos (55 x 11). Con el consiguiente
riesgo de lesionar y de fatigar sus músculos innecesariamente.
Las piernas y las rodillas lo agradecen.
¿Y en los puertos? La
velocidad baja de 45-50 kilómetros
por hora a unos 20 kilómetros por hora (en números redondos),
y vale con mover desarrollos más livianos, 39 x 17-21, y pedalear
menos ágil, a unas 70 rpm. ¿Y por qué no cadencias
más altas? ¿Por qué no el 39 x 23-25 a la misma
cadencia que en el llano (90 rpm)? Posiblemente porque en los puertos
el corazón y los pulmones tienen que hacer más trabajo
que en el llano. Por ejemplo, la cima de muchos puertos está cercana
a los 2.000 metros de altura, con el consiguiente perjuicio para el intercambio
de oxígeno en los pulmones. Y con el trabajo extra que esto conlleva
para el corazón. Menos en el caso de Armstrong, cuyo consumo máximo
de oxígeno (V02max) no parece disminuir con la altura, como refiere
un estudio científico. Es decir, que su sistema cardiopulmonar
apenas se resiente a 2.000 metros. Cuenta su entrenador, Chris Carmichael,
que cuando reconstruyeron su cuerpo arrasado por el cáncer se
había quedado sin fuerza en las piernas para mover grandes desarrollos.
Así que se concentraron en trabajar a altas cadencias. Un entrenamiento
menos exigente para sus músculos, pero que le permitió desarrollar
una increíble resistencia cardiopulmonar.
ALEJANDRO LUCÍA
Alejandro Lucía
es fisiólogo de la Universidad Europea
INDEX
D'ARTICLES |